domingo, enero 01, 2006

RAMANA MAHARSHI Extracto de ¿Quién Soy Yo?


Aquello que se origina como "Yo" en este cuerpo, es la mente. Cuando la mente, que es la causa de todo el conocimiento y de todas las acciones, se tranquilice, el mundo desaparecerá. No hay una entidad independiente llamada mundo aparte de los pensamientos. En el sueño profundo no hay pensamientos, y tampoco hay mundo. En los estados de vigilia y sueño, existen pensamientos, y también hay un mundo. De la misma manera que la araña genera el hilo (de la telaraña) de sí misma, y de nuevo lo reabsorbe en sí misma, así también la mente proyecta el mundo de sí misma y de nuevo lo reabsorbe en sí misma. Cuando la mente se separa del Ser, aparece el mundo. Por lo tanto, cuando el mundo aparece (real), el Ser no aparece, y cuando el Ser aparece (resplandece), el mundo no aparece.


Cuando se indaga persistentemente sobre la naturaleza de la mente, ésta acabará dejando el Ser (como residuo). Lo que se denomina Ser, es el Atman. La mente existe siempre únicamente en base a algo burdo; no puede permanecer sola. Lo que realmente existe, es sólo el Ser. El mundo, el alma individual y Dios, son apariencias en él. Como la plata en la madreperla, estas tres entidades aparecen y desaparecen al mismo tiempo. El Ser es aquello donde no aparece absolutamente ningún pensamiento "Yo". Eso se denomina "Silencio". El Ser mismo es el mundo; el Ser mismo es el "Yo"; el Ser mismo es Dios; todo es Shiva, el Ser.

El desapego significa destruir completamente los pensamientos según vayan surgiendo, sin dejar residuo alguno, en el lugar mismo de su origen. De la misma manera que un buceador en busca de perlas se ata una piedra a la cintura para que le hunda hasta el fondo del mar y poder coger las perlas, así también todo ser humano debe desapegarse, sumergirse en su interior y conseguir la Perla del Ser.

Al igual que resulta innecesario analizar o ver lo que hay en la basura si se desea tirar, tampoco el que quiere conocer el Ser necesita contar el número de categorías o hacer indagaciones sobre sus características; todo lo que tiene que hacer, es rechazar completamente las categorías que ocultan el Ser.

Hay que considerar el mundo como un sueño. La vigilia es larga, y el sueño corto; además de esto, no hay diferencias. Los acontecimientos del estado de vigilia parecen reales, y lo mismo sucede con los que ocurren en el estado de sueño. En éste, la mente toma otro cuerpo. Tanto en los estados de vigilia como de sueño, los nombres y las formas ocurren simultáneamente. En realidad, lo que se llama mundo no es más que pensamiento.