domingo, abril 08, 2007

Extracto del libro "Wabi Sabi para Artistas, Diseñadores, Poetas y Filósofos"

Leonard Koren




Las bases metafísicas del WABI SABI




¿Cómo es el universo?

Las cosas evolucionan hacia o desde la nada
Cuando el anochecer se acerca a los valles, el viajero se pregunta dónde buscar cobijo para pasar la noche. Ve altos juncos creciendo por todos lados, los junta en una brazada, erguidos tal y como se mantienen en el campo, y los ata por arriba. Presto, una choza de hierba viva. A la mañana siguiente, antes de embarcarse en una nueva jornada
de viaje, desata los juncos y presto, la choza se deconstruye, desaparece y vuelve a convertirse en una parte prácticamente indiferenciable del amplio campo de juncos. El paisaje original parece restaurarse de nuevo, pero quedan trazas minúsculas del refugio. Algún junco doblado o entrelazado aquí y allá. Queda también la memoria de la choza en la mente del viajero, y en la mente del lector que lee la descripción. El WABI SABI, en su forma más pura e idealizada, se refiere precisamente a éstas delicadas trazas, a ésta evidencia evanescente, en las fronteras de la nada.
El universo, mientras destruye, también construye. Nuevas cosas emergen de la nada. Pero no podemos determinar realmente, mediante una observación superficial, si algo está evolucionando hacia o desde. Si no supiéramos que es de otro modo, podríamos confundir un niño recién nacido, pequeño, arrugado, doblado y un poco grotesco, con una persona muy vieja al borde de la muerte. En representaciones WABI SABI, quizás arbitrariamente, la dinámica de la evolución "hacia" tiende generalmente a manifestarse en cosas un poco apagadas, más oscuras y poco llamativas. Las cosas en evolución "desde" tienden a ser un poco más luminosas y brillantes, un poco más claras y ligeramente más llamativas. Y la nada en sí misma -en vez de ser un espacio vacío, como en occidente- vibra lleno de posibilidades. En términos metafísicos, el WABI SABI sugiere que el universo está en movimiento constante hacia o desde lo potencial.


Los valores espirituales del WABI SABI
¿Cuáles son las lecciones del universo?
La verdad proviene de la observación de la naturaleza

Los japoneses han intentado controlar la naturaleza dónde han podido, lo mejor que han podido, dentro de los límites de la tecnología a su alcance. Pero poco podían hacer sobre el clima: veranos calurosos y húmedos, inviernos fríos y secos, lluvía con una media de un día de cada tres a lo largo del año, excepto a principios de verano durante la temporada de las lluvias, cuando todo queda sumergido en una fina niebla durante seis u ocho semanas. Y poco podían hacer con los terremotos, las erupciones volcánicas, tifones, inundaciones, fuegos y maremotos que periódica e impredeciblemente visitaban su país. Los japoneses no confiaban especialmente en la naturaleza, pero aprendieron de ella. Tres de las lecciones más obvias se destilaron después de milenios de contacto con la naturaleza (estimuladas con el pensamiento taoísta) y fueron incorporadas a la sabiduría del WABI SABI.
1. Todas las cosas son mudables. La tendencia hacia la nada es implacable y universal. Incluso cosas que tienen todas las características de la sustancia -cosas que son duras, inertes, sólidas- no ofrecen más que una "ilusión" de permanencia. Podemos cerrar los ojos, utilizar argucias para olvidar, ignorar o fingir, pero finalmente todo acaba en la nada. Todo se gasta. Los planetas y las estrellas, e incluso las cosas intangibles como la reputación, la herencia familiar, la memoria histórica, los teoremas científicos, las pruebas matemáticas, las bellas artes y la literatura (incluso en su forma digital): a la larga, todos se desvanecen en el olvido y la no existencia.
2. Todas las cosas son imperfectas. Nada de lo que existe está libre de imperfecciones. Cuando miramos realmente de cerca las cosas vemos sus defectos. El afilado filo de una cuchilla, cuando se amplía, revela agujeros microscópicos, astillas y desconchados. Cada artesano conoce los límites de la perfección: las imperfecciones saltan a la vista. Y cuando las cosas empiezan estropearse y se acercan a su estado primordial, se vuelven incluso menos perfectas, mas irregulares.
3. Todas las cosas son incompletas. Todas las cosas, incluso el universo mismo, están en un estado constante, perpetuo de transformación o de disolución. A menudo señalamos arbitrariamente momentos, puntos a lo largo del camino, como "acabados" y "completos". ¿Pero cuando llega finalmente a completarse el destino de algo? ¿Está la planta completa cuando florece? ¿Cuándo se convierte en semilla? ¿Cuando la semilla germina? ¿Cuando todo se convierte en abono? La noción de conclusión no tiene cabida en el WABI SABI.

La "grandeza" existe en los detalles desconocidos y desapercibidos
El WABI SABI representa exactamente lo opuesto a los ideales occidentales de gran belleza como algo monumental, espectacular y duradero. El WABI SABI no se encuentra en momentos de eclosión y exuberancia de la naturaleza, sino en momentos de asentamiento y principio. El WABI SABI no trata de flores maravillosas, árboles majestuosos, o escarpados paisajes. El WABI SABI es lo intrascendente y lo oculto, lo provisional y lo efímero: cosas tan sutiles y evanescente es que resultan invisibles para la mirada ordinaria.
Al igual que la medicina homeopática, la esencia del WABI SABI se distribuye en pequeñas dosis. A disminuir la dosis, el efecto resulta más potente, más profundo.
Cuanto más cerca están las cosas de la no existencia, más exquisitas y evocadoras resultan. Por consiguiente, para experimentar el WABI SABI hay que aflojar el paso, ser paciente, y mirar muy de cerca.

Puede hallarse belleza en la fealdad
El WABI SABI es ambivalente acerca de separar la belleza de la no-belleza o la fealdad. La belleza de WABI SABI es, en cierto sentido, el hecho de aceptar lo que se considera feo. El WABI SABI sugiere que la belleza es un acontecimiento dinámico que se produce entre uno mismo y algo más. La belleza puede aparecer espontáneamente en cualquier momento que se den las circunstancias, el contexto o el punto de vista apropiados. La belleza es pues un estado de alteración de la conciencia, un momento extraordinario de poesía y gracia.
Para los ricos comerciantes, los samurais y los aristócratas que practicaban el ritual del té, una choza de campesinos medievales japoneses, a imitación de la cual se había construido el pabellón del té WABI SABI, era un marco bastante humilde y miserable. Aunque, en el contexto apropiado, con alguna guía perceptual, asumía una excepcional belleza. De manera similar, los primeros utensilios WABI SABI eran desiguales, imperfectos y de colores turbios, poco definidos. La gente que participaba el ritual del té, acostumbrada a los niveles chinos de refinamiento, magnificencia y belleza perfecta, los percibió inicialmente como feos. Es casi como si los pioneros de WABI SABI hubieran buscado a propósito esos ejemplos de lo convencionalmente no bello -sencillo pero no excesivamente grotesco- para crear situaciones estimulantes donde se transformarían en su opuesto.


El estado mental WABI SABI


¿Como nos sentimos con lo que sabemos?


Aceptar lo inevitable
El WABI SABI es una apreciación estética de la evanescencia de la vida. El árbol exuberante del verano es ahora solamente ramas desnudas bajo cielo invernal. Todo lo que queda de una espléndida mansión son los cimientos desmoronados cubiertos de musgo y malas hierbas. Las imágenes WABI SABI nos obligan a contemplar nuestra propia mortalidad, y evocan una soledad existencial y una delicada tristeza. También provocan un alivio agridulce, ya que sabemos que toda existencia comparte el mismo destino.
El estado mental WABI SABI se comunica a menudo a través de la poesía, ya que la poesía se presta la expresión emocional y a las imágenes, enérgicas y reberverantes que parecen "mayores" que el pequeño marco verbal que la sustenta (evocando así un universo más amplio). Rickyu utilizó este poema tan repetido de Fujiwara no Teika (1162-1241) para describir el estado de ánimo WABI SABI:


Alrededor, ninguna planta en flor
Ningún destello de las hojas de arce,
Únicamente una solitaria choza de pescador
En la orilla a media luz
De este principio de otoño.

Algunos sonidos corrientes sugieren el sentimiento triste-bello del WABI SABI. Los lúgubres graznidos y chillidos de las gaviotas y los cuervos. El desesperado ulular de las sirenas en la niebla. Los lamentos de las ambulancias haciendo eco a través de los cañones que forman los edificios de una gran ciudad.


Percibir el orden cósmico
El WABI SABI sugiere los reinos más sutiles y toda la mecánica y dinámica de la existencia, mucho más allá de lo que nuestros sentidos corrientes pueden percibir. Estas fuerzas primordiales son evocadas en todo lo WABI SABI del mismo modo que los mandalas hindús o las catedrales medievales europeas fueron construidas para trasmitir emocionalmente sus respectivos esquemas cósmicos. Los materiales de los que están hechas las cosas WABI SABI sacan a la luz estos sentimientos trascendentales. El modo en que el papel de arroz transmite la con un brillo difuso. La forma en que la arcilla se agrieta al secarse. La metamorfosis del color y la textura del metal cuando se deslustra y oxida. Todo esto representa las fuerzas físicas y las profundas estructuras que son la base de nuestro mundo de cada día.


Los preceptos morales del WABI SABI


Sabiendo lo que sabemos, ¿cómo deberíamos actuar?


Desprenderse de todo lo innecesario
El WABI SABI implica pisar levemente planeta y saber valorar lo que se encuentra, aunque sea una pequeñez, en el momento en que se encuentra. "Pobreza material, riqueza espiritual" es el lema WABI SABI. En otras palabras, el WABI SABI nos enseña cómo acabar con nuestras preocupaciones por el éxito (riqueza, estatus, poder y lujo) y disfrutar de una vida sin trabas.
Obviamente, llevar una vida simple WABI SABI requiere algunos esfuerzos y también algunas decisiones difíciles. El WABI SABI reconoce que es tan importante saber cuando elegir, como saber cuando "no" elegir: dejar que las cosas ocurran. Incluso en el nivel más austero de existencia material, seguimos viviendo el mundo de cosas. El WABI SABI versa precisamente sobre el delicado equilibrio entre el placer que nos proporcionan las cosas y el placer que conseguimos a liberarnos de ellas.



Centrarse en lo intrínseco e ignorar la jerarquía material
El comportamiento prescrito para la sala del té WABI SABI es una clara expresión de los valores WABI SABI. Primero, como acto simbólico de humildad, todo el mundo se agacha o gatea para entrar en la sala de té a través de una entrada pequeña y baja diseñada a propósito. Una vez dentro, el ambiente es igualitario. No se acepta ningún pensamiento jerárquico: "esto es más alto/mejor, esto es más bajo/peor". El estudiante pobre, el empresario rico, y el poderoso líder religioso -clases sociales diferenciables en el exterior- son iguales en el interior. Del mismo modo, para un observador sensible, las cualidades esenciales de los objetos en el interior de la sala del té resultan evidentes o no lo son. Las ayudas convencionales para discernir, como el origen o los nombres de los autores de los objetos, no son de importancia WABI SABI. La jerarquía normal del valor material relacionado con el coste también se deja de lado. Barro, papel y bambú tienen, de hecho, más cualidades/valor intrínseco WABI SABI que el oro, plata y los diamantes. En el WABI SABI no existe el concepto "valioso" ya que éste implicaría el de "no valioso". Un objeto obtiene el estado WABI SABI sólo durante el momento en que se aprecia como tal. Por lo tanto en la sala del té las cosas existen sólo cuando expresan sus cualidades WABI SABI. Fuera de la sala del té, vuelven a su realidad ordinaria, y su existencia WABI SABI se extingue.


Las cualidades materiales del WABI SABI


¿Qué objetos, motivos, yuxtaposiciones expresan nuestra comprensión del universo, o crean esta comprensión en otros?


Sugieren el proceso natural
Las cosas WABI SABI son expresiones de tiempo congelado. Están hechas de materiales que son visiblemente vulnerables a los efectos del tiempo en el trato humano. Registran el sol, el viento, la lluvia, el calor y el frío en un lenguaje de decoloración, óxido, deslustre, manchas, torsión, contracción, marchitamiento y grietas. Sus mellas, muescas, rozaduras, arañazos, abolladuras, desconchados y otras formas de desgaste son testimonio de su uso y abuso. Aunque las cosas WABI SABI puedan estar a punto de desmaterializarse (o materializarse), son extremadamente sutiles, frágiles o desecadas. Todavía conservan un carácter fuerte y un equilibrio sin merma.


Irregulares
Las cosas WABI SABI son indiferentes al buen gusto convencional. Como que ya sabemos cuáles son las soluciones "correctas" del diseño, el WABI SABI nos ofrece solícitamente las soluciónes "equivocadas". Como resultado, las cosas WABI SABI a menudo parecen raras, deformes, poco manejables, o lo que mucha gente consideraría feas. Las cosas WABI SABI pueden manifestar los efectos de un accidente, como un cuenco roto pegado de nuevo. O pueden mostrar el resultado de dejar que las cosas ocurran por casualidad, como los tejidos irregulares creados al sabotear intencionadamente el programa de ordenador de un telar.


Íntimas
Las cosas WABI SABI son generalmente pequeñas y compactas, discretas y orientadas hacia dentro. Indican: acercarte, toca, relaciónate. Inspiran una reducción de la distancia física entre una cosa y otra; entre las cosas y la gente.
Los sitios WABI SABI son pequeños y recluidos, entornos privados que intensifican la propia capacidad para la reflexión metafísica. Por ejemplo, las salas de té WABI SABI pueden tener menos de 30 metros cuadrados de superficie. Tienen techos bajos, ventanas pequeñas, entradas minúsculas y una iluminación muy tenue. Son tranquilas y relajantes, envolventes y uterinas. Son un mundo aparte: ningún lugar, cualquier lugar, todos los lugares. Dentro de la sala de té equilibrios, como en todos los sitios WABI SABI, cada uno de los objetos parece aumentar su importancia en proporción inversa a su tamaño real.


Sin pretensiones
Las cosas WABI SABI tienen un aspecto inevitable y sin afectación. No proclaman "soy importante" ni requiere ser el centro de atención. Son modestas y sin pretensiones, pero no carecen de presencia o discreta autoridad. Las cosas WABI SABI coexisten fácilmente con el resto de su entorno.
Las cosas WABI SABI se aprecian sólo mediante el uso y el contacto directo; nunca se encierran en un museo. Las cosas WABI SABI no necesitan confirmar su estatus o la validación de la cultura de mercado. No necesitan documentación de procedencia. Su cualidad de WABI SABI no depende en ningún caso del conocimiento de los antecedentes del creador o de su personalidad. De hecho, es mejor que el creador no sea conocido, que sea anónimo o invisible.


Toscas
Las cosas WABI SABI pueden parecer toscas y sin refinar. Generalmente se hacen con materiales que poco antes se encontraban en su estado original, dentro o sobre la tierra, y son ricas en texturas rugosas y sensaciones táctiles ásperas. Su cualidad artesana puede ser imposible de percibir.


Turbias
Las cosas WABI SABI tienen una cualidad vaga, desdibujada o atenuada -tal como les pasa a las cosas cuando se acercan a la nada (o provienen de ella). Lo que habían sido aristas cortantes se transforman en superficies suavemente romas. Lo que había tenido una materialidad substancial parece casi como esponjoso. Lo que habían sido colores intensamente brillantes se diluyen en tonos terrosos o en los matices difuminados del alba y el crepúsculo. El WABI SABI se presenta en un espectro infinito de grises: marrón, gris azulado, negror grisáceo, rojizo-plateado, índigo amarillo-verdoso... Y marrones: azul negroso con un matiz marrón oscuro, verdes apagados... Y negros: negro rojizo, negro azulado, negro marrónoso, negro verdoso...
Menos a menudo, las cosas WABI SABI pueden también aparecee en colores claros, casi pastel, asociados a un reciente surgimiento desde la nada. Como los no-blancos del algodón sin blanquear, el cáñamo o el papel reciclado. La raya plateada de los brotes y los árboles jóvenes. Los verdes-marrónosos de las yemas tumescentes.


Simples
La simplicidad está en la esencia de las cosas WABI SABI. La nada, obviamente, es la simplicidad máxima. Pero antes y después de la nada, la simplicidad no es tan simple. Parafraseando a Rickyu, la esencia de WABI SABI, tal como se expresan el ritual del té, es la simplicidad en sí misma: ir a por agua, recoger ramas, hervir el agua, preparar el té, y servir los demás. Los detalles adicionales, sugiere Rickyu, q
uedan a la invención de cada cual.
¿Pero cómo ejercitar la contención que la simplicidad requiere sin pasar a una austeridad ostentosa? ¿Cómo fijarse en todos los detalles necesarios sin ser excesivamente rebuscado? ¿Cómo lograr la simplicidad sin inducir al aburrimiento?
La simplicidad de WABI SABI, probablemente, queda mejor definida como el estado de gracia al que llega una inteligencia sobria, modesta y sinceramente sensible. La estrategia principal de esta inteligencia es la economía de medios. Ir reduciendo hasta la esencia, pero sin quitarle la poesía. Mantener las cosas limpias y sin estorbos, pero sin esterilizar (las cosas WABI SABI son emocionalmente cálidas, nunca frías).
Generalmente esto implica una paleta de materiales limitada. También significa mantener los rasgos llamativos al mínimo. Pero no significa eliminar el velo invisible que de alguna manera une los elementos en un todo con sentido. Tampoco significa de ningún modo disminuir el "interés" de algo, la cualidad que nos fuerza a mirar éste algo una y otra vez.








viernes, abril 06, 2007

BASSUI Extracto de "LOS TRES PILARES DEL ZEN"

El maestro Zen Rinzai Bassui Tokusho nació en el año de 1327 hacia el fin de la era Kamakura.
Antes de morir, a los sesenta, Bassui se sentó en flor de loto y dijo a aquellos reunidos a su alrededor: “ ¡No os desorienteis! ¡mirad directamente! ¿Qué es esto?” Repitió esto en voz alta y después murió en paz.

LA PLATICA SOBRE LA MENTE ÚNICA

Si has de liberarse de los sufrimientos del samsara, debes aprender el camino directo para convertirte en Buda. Este camino no es otro que el de la realización de tu propia Mente. ¿Cuál es esta mente?. Es la verdadera naturaleza de todos los seres sintientes, aquélla que existió antes de que nuestros padres nacieran y por tanto antes de nuestro propio nacimiento y que existe actualmente inmutable y externa. Así pues, -se le llama el propio Rostro antes de que nuestros padres nacieran. Esta Mente es intrínsecamente pura. Cuando nacemos no se crea nuevamente y cuando morimos no perece. No tiene distinción entre hembra o varón, ni tiene matiz de bueno o malo. No puede compararse con nada; así pues se le llama Naturaleza-búdica. Sin embargo, innumerables pensamientos surgen de esta Propia-naturaleza como las olas que surgen del octano o como las imágenes que se reflejan en un espejo.

Para realizar tu propia Mente primero debes buscar la fuente de donde surgen todos los pensamientos. Durmiendo y trabajando, parado y sentado pregúntale profundamente, “¿Qué es mi propia mente?” con un intenso deseo de hallar una respuesta. Esto se llama “entrenar” o “practicar” o “deseo por la verdad” o “sed por la realización”. Lo que se llama zazen no es sino ver esta propia Mente. Es mejor buscar tu propia Mente con devoción que leer y recitar innumerables sutras y dhararús cada día por muchísimos años. Estas prácticas, son sólo formalidades; otorgan cierto mérito pero éste expira y de nuevo debes experimentar el sufrimiento de los tres Caminos del Mal.

(...)

Al darte cuenta de esto, pregúntale aún más intensamente: “mi cuerpo es como un fantasma, como burbujas en un arroyo, mi mente, al verse a sí misma, es tan amorfa como un espacio vacío. Sin embargo, en algún sitio dentro, se perciben sonidos. ¿Quién escucha?” Si te preguntas de esta forma, con una profunda absorción, sin declinar la intensidad de tu esfuerzo, eventualmente tu mente racional se vaciará y sólo quedará la pregunta al nivel más profundo. Finalmente perderás la conciencia de tu propio cuerpo. Tus concepciones y nociones, retenidas por tanto tiempo, se desvanecerán después de un cuestionamiento absoluto de la misma forma que cada gota de agua desaparece de una vasija que se ha roto y vendrá la iluminación perfecta como botones que florecen en un árbol seco.
(...)

En el zazen no desprecies ni aprecies los pensamiento que surgen; busca tu propia Mente: la mismísima fuente de estos pensamientos. Debes comprender que cualquier cosa que aparezca en tu conciencia o que tus ojos vean es una ilusión y no una realidad perdurable. Por lo tanto no debes ni temer ni fascinarte por tales fenómenos. Si mantienes tu mente tan vacía como el espacio, sin mancharse con cuestiones externas, ningún espíritu maligno te molestará ni siquiera en tu muerte. Mientras haces zazen, sin embargo, no pienses en todos estos consejos. Sólo debes convertirte en la pregunta "¿Qué es eso "¿Qué es esto que escucha estos sonidos?"

(...)

Al trabajar o al descansar, jamás dejes de tratar de comprender quién escucha. Aunque tu pregunta penetre el inconsciente, no encontrarás al que escucha y tus esfuerzos se verán frustrados. Sin embargo, los sonidos se escuchan, así que pregúntale aún más profundamente. Por fin desaparecerá todo vestigio de auto-conciencia y te sentirás como un cielo despejado. Dentro de ti no encontrarás un “yo” ni descubrirás a alguien que escucha. Esta Mente es como el vacío, y sin embargo no tiene un solo punto que pueda llamarse vacío. No confundas este estado con la Auto-realización, sino que continúa preguntándote aún más intensamente. “¿Quién es el que escucha?” Si penetras más y más esta pregunta, sin fijarte en otra cosa, incluso este
sentimiento de vacuidad se desvanecerá y no estarás consciente de nada, prevalecerá la oscuridad absoluta. No te detengas aquí; sigue con fuerza preguntándote “¿Qué es lo que escucha?” Sólo cuando hayas extinguido totalmente la pregunta, ésta estallará; entonces te sentirás como un hombre que vuelve de entre los muertos. Esta es la verdadera realización.

LAS CARTAS

1. A un hombre de Kumasaka

Me pregunta usted cómo practicar Zen en su lecho de enfermo.
Quién es el que está enfermo? ¿Quién es el que practica Zen? ¿Sabe quién es? Todo nuestro ser es Naturaleza-búdica. Todo nuestro ser es el Gran Camino. La sustancia de este Camino es inherentemente inmaculada y trasciende todas las formas. ¿Hay alguna enfermedad en esto? La propia Mente del hombre es la sustancia esencial del ver y el escuchar, de todos los sentidos. El que adquiere completa conciencia de esto es un Buda; el que no, es un hombre ordinario. Así, todos los Budas y patriarcas apuntan directamente a la mente humana de modo que el hombre pueda ver su propia-naturaleza y de esta manera alcanzar la Budeidad. Pues el mejor alivio para aquél que está confundido por las sombras es ver lo verdadero.

Una vez un hombre fue invitado a la casa de un amigo. Cuando estaba a punto de beber el vino que se le había ofrecido, creyó ver una pequeña víbora en su copa. Por no querer avergonzar a su anfitrión haciéndoselo ver, valientemente se la tragó. Al regresar a su casa sintió fuertes dolores de estómago. Se le dieron muchos remedios, pero fue en vano. El hombre, ahora muy enfermo, sintió que estaba a punto de morir. Su amigo, al saber de su enfermedad lo invitó una vez más a su casa. Lo sentó en el mismo lugar y de nuevo le ofreció una copa de vino, diciéndole que era medicina. Cuando el enfermo alzó su copa para beber nuevamente vio la pequeña víbora, esta vez se lo dijo a su anfitrión. Sin decir una palabra al anfitrión señaló hacia el techo, justo encima del invitado, donde colgaba un arco. De pronto el hombre enfermo se dio cuenta
de que la “pequeña víbora”’ era el reflejo del arco que colgaba. Ambos hombres se miraron y rieron. Instantáneamente el dolor del enfermo se desvaneció y recobró su salud.

Llegar a ser un Buda es parecido a esto. El Patriarca Yoka dijo: “Cuando uno toma conciencia de la verdadera naturaleza del universo, uno sabe que no hay realidad ni subjetiva ni objetiva. En ese momento desaparecen las formaciones kármicas que lo llevarían a uno al más profundo infierno”. Esta Naturaleza verdadera es la sustancia de la raíz de todo ser sintiente. El hombre sin embargo, no alcanza a creer que su propia Mente no sea en sí misma completa, como el Buda lo realizó, de modo que se aferra a formas superficiales y busca la verdad fuera de su Mente, luchando por convertirse en Buda a través de prácticas ascetas. Pero como la ilusión de un ego-yo no se desvanece, el hombre debe pasar por intensos sufrimientos en los Tres Mundos. Es como aquel que se enfermó pensando que se había tragado una pequefía víbora. Los diversos remedios no sirvieron de nada, pero se recupero al instante cuando se dio cuenta de la verdad básica.

De esta forma mire dentro de su propia Mente; no hay Panacea alguna que pueda ayudarle. En un sutra el Buda dijo, “Para deshacerte de tu enemigo, sólo tienes que darte cuenta que tu enemigo es el engaño”. Todos los fenómenos en el mundo son ilusorios, no tienen sustancia permanente. Los seres sintientes al igual que los Budas, son como imágenes reflejadas en el agua. Uno que no ve la Verdadera naturaleza de las cosas confunde las sombras con la sustancia. Es decir, durante el zazen el estado de vacuidad y quietud que proviene de la disminución de pensamientos con frecuencia se confunde con el propio Rostro antes de que nacieran nuestros padres. Pero esta serenidad también es un reflejo sobre el agua. Debe avanzar más allá de esa etapa donde la razón ya no sirve de nada. En este extremo de no saber que pensar o qué hacer pregúntese a sí mismo, “¿Quién es el maestro?” Se convertirá en su íntimo después que haya roto un bastón de cuerno de conejo o roto un pedazo de hielo con el fuego. Dígame ahora, ¿quién es más íntimo? Hoy es el día ocho del mes. ¡Mañana el decimotercero!

2. A la abadesa de Shinryu-jl

Para llegar a ser Buda debe descubrir quién es quien quiere convertirse en Buda. Para conocer este Tema debe, aquí y ahora mismo, llegar hasta el fondo de Usted preguntando, “¿Qué es lo que piensa en términos de bueno y malo, qué es lo que ve, qué es lo que escucha?” Si se pregunta de esta forma, profundamente, se iluminará con seguridad. Si se ilumina, al instante será Buda. La Mente que los Budas realizaron en su iluminación es la Mente de todos los seres sintientes. La sustancia de esta Mente es pura; está en armonía con lo que la rodea. En el cuerpo de una mujer, no tiene forma femenina, en el cuerpo de un hombre no aparece como varón. No es mala ni siquiera en el cuerpo de los más bajos, ni impresionante en el cuerpo de un noble.

Como el espacio ilimitado, no tiene una partícula de color. El mundo físico puede destruirse pero el espacio sin forma, sin color, es indestructible. Esta Mente, como el espacio, lo abarca todo. No comienza a existir con la creación de nuestro cuerpo ni muere con su desintegración. Aunque invisible baña nuestro cuerpo y cada acto de ver, escuchar, oler, hablar, o mover manos y piernas es simplemente la actividad de esta Mente. Cualquiera que busque al Buda y la Verdad fuera de esta Mente, se engaña; cualquiera que perciba directamente que esta naturaleza intrínseca es precisamente la del Buda es en sí mismo Buda. Nunca haexistido un Buda que no haya realizado esta Mente y hasta el último de los seres en los Seis Ámbitos de la Existencia está perfectamente dotado de ella. Las palabras del sutra “En Buda no hay discriminación alguna”
confirman esto.

Todos los que han realizado esta Mente y han alcanzado la budeidad quieren que la humanidad lo sepa. Pero a los hombres, que estúpidamente se aferran a las formas superficiales, les resulta difícil creer en este Dharmakaya sin sentido, este Buda puro y verdadero. Para darle un nombre los Budas recurren a metáforas como “El Tesoro de la Joya de Voluntad Libre”, “El Gran Camino”, “El Buda Amitabha”, “El Buda del Conocimiento Supremo, “Jizo”, “Kannon”, ‘Fugen”, “El Propio Rostro antes de que nacieran nuestros padres”. El Bodhisattva Jizo es el que nos guía a través de los Seis Ámbitos de la Existencia, [siendo el símbolo del poder] que controla los seis sentidos. Cada epíteto de un Buda o un Bodhisattva es sólo una desintegración diferente de la Mente única. Creer en nuestra propia Mente-búdica es lo mismo que creer en todos los Budas. Por tanto, leemos en un sutra: “Los Tres Mundos no son sino la Mente única; fuera de esta
mente, nada existe. La Mente, Buda y los seres sintientes son Uno y no pueden diferenciarse.”

Puesto que los sutras sólo tratan con esta Mente, realizarla es lograr de un sólo golpe la lectura y comprensión de todos los sutras. Un sutra dice: “Las enseñanzas de los sutras son como un dedo que apunta hacia la luna”. Estas enseñanzas son los sermones que fueron predicados por todos los Budas. “Apuntar hacia la luna” es apuntar a la Mente única de los seres sintientes. Del mismo modo que se dice que la luna resplandece sobre ambos lados de la tierra, de la misma forma la Mente única ilumina el mundo interno y externo. Entonces, cuando se dice que un gran mérito puede obtenerse al recitar los sutras, esto significa lo que ya se ha dicho y nada más. También se dice que sirviendo al Buda uno puede alcanzar la Budeidad pero para alcanzar la Budeidad uno sólo tiene que realizar esta Mente. De esta forma, el mérito de realizar la Mente única en un
instante de total entrega de la mente es infinitamente más grande que recitar los sutras durante diez mil días, así como percibir la propia Mente en un momento de total entrega de la mente, es superior a escuchar durante diez mil años la razón por la que esto es así. Del mismo modo que uno debe progresar de grados superficiales a profundos, también es una bendición para los principiantes recitar los sutras con entusiasmo o invocar los nombres de los Budas. Es como subirse a una balsa o a un barco para dar un primer paso. Pero si no desean alcanzar las orillas de la realización, y se contentan con permanecer para siempre en la balsa, se engañan, Shakyamuni Buda se sometió a muchas austeridades y sin embargo no alcanzó la Budeidad. Después de esto hizo zazen durante seis años abandonando todo lo demás y finalmente alcanzó la Mente Unica. Después de su iluminación perfecta habló sobre la Mente que había realizado para el bien de toda la humanidad. Estas pláticas se llaman sutras y son las palabras que fluyen de la mente realizada del Buda. ( Los sutras dicen que ellos mismos no son la verdad sino que son como una flecha que apunta hacia la verdad.)

Esta mente está latente en todos, es el maestro de los seis sentidos. Los efectos y causas de todas las transgresiones se desvanecen en un instante, como hielo en agua hirviendo cuando uno despierta a esta Mente. Sólo después de alcanzar tal Penetración directa uno puede afirmar que su propia Mente es en sí misma Buda. La Esencia de la Mente es intrínsecamente brillante y sin mácula; en ella no hay distinciones entre Buda y seres sintientes. Pero su claridad se esconde bajo el pensamiento engañoso así como la luz del sol o de la luna se oscurece por las nubes. Sin embargo los pensamientos pueden desaparecer con el Poder del zazen, de la misma forma en que un viento fuerte disipa las nubes. Una vez desvanecidos, la Naturaleza búdica se revela, del mismo modo como aparece la luna cuando las nubes desaparecen. Esta luz siempre ha estado presente; no es algo nuevo que se obtiene fuera de uno mismo.

Si ha de librarse de ser arrastrada hacia los Seis Ámbitos de la Existencia o del sufrimiento del nacimiento y de la muerte, debe deshacerse de sus sentimientos y percepciones engañosos. Para realizar esta Mente debe hacer zazen. Cómo practicar es de vital importancia. Debe penetrar el koan hasta el corazón mismo. El fundamento de cada koan es la propia Mente. El profundo anhelo de realizar la Mente se llama “deseo por la verdad” 0 sed de realización”. Aquel que teme terriblemente caer en el infierno es sabio”. Sólo porque los hombres desconocen los terrores del infierno, no tienen deseo de conocer las enseñanzas del Buda.

Hubo un Bodhisattva que alcanzó la iluminación concentrándose intensamente en cada sonido que escuchaba y el Buda Shakyamuni lo llamó Kannon. Si ha de conocer la sustancia de la mente búdica al instante que escuche un sonido, busque qué es lo que escucha. De esta forma inequívocamente llegará al conocimiento de que su propia Mente no es diferente de la de Kannon. Esta Mente no es ni ser ni no ser. Trasciende todas las formas y sin embargo es inseparable de ellas.

No trate de evitar que surjan pensamientos y no se aferre a ninguno de ellos. Deje que aparezcan y desaparezcan; no luche con ellos. Sólo necesita preguntarse incesantemente y con todo su corazón, “¿Cuál es mi propia Mente?” Insisto en esto porque deseo que llegue a la Autorealización. Cuando persistentemente trate de comprender qué es lo que está más allá del dominio del intelecto, llegará a un callejón sin salida y se sentirá completamente atónita. Pero siga adelante. Sentada o parada, trabajando o durmiendo, incansablemente pregúntese en lo más profundo de su ser, “¿Cuál es mi propia Mente?” únicamente tema al fracaso de no experimentar su verdadera naturaleza. Esta es la práctica del Zen. Cuando el intenso cuestionamiento envuelva cada centímetro de su ser y penetre el fondo de los fondos, la pregunta de pronto explotará y la Sustancia de la Mente Buda se revelará como un espejo [escondido] en una caja puede reflejar [sus alrededores] sólo después de que la caja ha sido abierta. La luminosidad de esta Mente alumbrará cada rincón de] universo libre de la más mínima mancha. Al fin se librará de todos los enredos de los Seis Ámbitos y los efectos de toda las malas acciones se desvanecerán. La felicidad de este momento no puede describirse con palabras. (Lo que aquí y en la siguiente oración se implica es que el plano de existencia o estado de conciencia llamado infierno es terriblemente doloroso, y que es el miedo a caer en una vida tan miserable como esa lo que produce un profundo deseo de Auto-realización, puesto que la iluminación desvanece este miedo al infierno.)

Piense en una persona que sueña y que sufre intensamente al ser torturado en los infiernos. Una vez que despierta, deja de sufrir porque está libre de este engaño. De la misma forma a través de la Autorealización uno se libera de los sufrimientos del nacimiento y la muerte. Para iluminarse de nada sirven la alcurnia ni los conocimientos; sólo una fuerte determinación es esencial. Los Budas tienen la misma relación con los seres sintientes que el agua con el hielo. El hielo, como la piedra o el ladrillo, no fluye. Pero al derretirse fluye libremente y se amolda a sus alrededores. Mientras uno permanezca en este estado de engaño uno será como el hielo. Al llegar la realización uno se vuelve tan maravillosamente libre como el agua. Comprenderá que no hay diferencia entre los seres ordinarios y los Budas excepto en una cosa: el engaño. Cuando éste se
disuelve, son idénticos.

No pierda la esperanza. Si su deseo de la verdad es superficial, quizás no pueda alcanzar la iluminación en esta vida. Pero si continúa fielmente con su práctica Zen incluso al morir, sin duda alcanzará la iluminación en su existencia siguiente. Pero no pierda el tiempo. Imagine que está en su lecho de muerte en este mismo instante. ¿Qué puede ayudarla? ¿Qué puede prevenir que caiga en los infiernos debido a sus transgresiones? Afortunadamente hay un amplio camino hacia la liberación. Desde sus mismas raíces pregúntese “¿Cuál es mi Mente búdica? Si logra ver la sustancia de todos los Budas, en un abrir y cerrar de ojos realizará su propia Mente.

¿Lo que digo es cierto o falso? En este instante pregúntese “¿Cuál es mi propia Mente búdica?” Al iluminarse, el loto florecerá en un fuego abrasador y durará toda la eternidad. El hombre inherentemente no es diferente al loto. ¿Por qué no puede captar esto?

3. Al Señor de Nakamura, Gobernador de la Provincia de Aki

Me pregunta usted cómo practicar el Zen refiriéndose a esta frase de un sutra: “Despierta la Mente sin que more en ningún sitio”. No existe ningún método expreso para alcanzar la iluminación. Si mira directamente a su Propia-naturaleza sin permitirse ninguna distracción, el capullo de la Mente florecerá. Por tanto, el sutra dice: “Despierta la Mente sin que more en ningún sitio”. Miles de palabras que pronunciaron los Budas y patriarcas se suman a esa frase única. La Mente es la Verdadera Naturaleza de las cosas que trasciende todas las formas. La verdadera naturaleza es el Camino. El Camino es Buda. Buda es Mente. Mente no es ni fuera ni dentro ni en medio. Es no ser o la nada, o no ser o no nada, o Buda o mente o materia. Así pues, se le llama la Mente sin morada. Esta Mente ve colores con los ojos, escucha sonidos con los oídos. ¡Busque directamente a ese maestro!
Un maestro Zen (Rinzai) de la antigüedad dice: “Nuestro cuerpo, compuesto de los cuatro elementos primarios” no puede escuchar ni comprender esta explicación. El bazo o el estómago o el hígado o la vesícula biliar no pueden escuchar o comprender esta explicación. El espacio vacío no puede comprenderla. ¿Entonces, qué es lo que escucha y comprende? Luche por percibirlo directamente. Si su mente está aferrada a cualquier forma o sentimiento o está afectada por el razonamiento lógico o el pensamiento conceptual, está tan lejos de la verdadera realización como lo está el cielo de la tierra.

¿Cómo romper de un golpe los sufrimientos del nacimiento y la muerte? En cuanto empiece a considerar cómo avanzar se pierde en el razonamiento; pero si se da por vencido, estará en contra del más alto camino. No ser capaz de avanzar ni darse por vencido es ser un “cadáver que respira”. Si a pesar de este dilema, puede vaciar su mente de todos los pensamientos y continúa hacia adelante con su zazen, llegará a iluminarse y captar la frase “Despierta la Mente sin que ésta more en ningún sitio”. Al instante captará el sentido de todos los diálogos Zen así como el significado profundo y sutil de incontables sutras.

El lego Ho preguntó a Baso: “¿Qué es lo que lo trasciende todo en el universo?” Baso respondió: “Te lo diré después de que hayas bebido de un Solo trago las aguas del Río Occidental. Ho inmediatamente se iluminó profundamente. Así que aquí ¿qué significa? ¿Explica la frase “Despierta la Mente sin que more en ningún sitio” o apunta hacia el que lee esto? Si aún no comprende, regrese a su pregunta ¿Qué es lo que escucha ahora?” ¡Descúbralo en este mismo instante! El problema del nacimiento y la muerte es trascendental y el mundo se mueve de prisa. Aproveche el tiempo pues éste no espera a nadie. Su propia mente es intrínsecamente Buda. Budas son los que han comprendido esto- Aquellos que no lo han comprendido son los llamados seres sintientes ordinarios. Dormido y trabajando, de pie y sentado, pregúntese: “¿Cuál es mi propia Mente? y buscando la fuente de donde surgen sus pensamientos. ¿Cuál es este sujeto que en este momento percibe, piensa, se mueve, trabaja, avanza o retrocede? Para saberlo debe absorberse intensamente en la pregunta . Pero si en esta vida no llega a comprenderlo, sin duda alguna en la siguiente lo conseguirá gracias a sus esfuerzos presentes.

En su zazen no piense en términos de bueno o malo. No intente detener los pensamientos, sólo pregúntese: “¿Cuál es mi propia Mente?” Aunque profundice con su pregunta no hallará respuesta y conceptualmente llegará a un callejón sin salida, donde el pensamiento cesará. No encontrará dentro nada que pueda llamarse “Yo” o “Mente”. Pero ¿quién es el que Comprende todo esto? Continúe profundizando más y más y la mente que percibe que no hay nada acabará por desvanecerse; ya no estará consciente de la pregunta, sólo de la vacuidad. Cuando hasta la conciencia de la vacuidad desaparezca, comprenderá que no existe Buda fuera de la Mente, ni Mente fuera de Buda. Entonces, por primera vez descubrirá que cuando no escuche con los oídos
escuchará verdaderamente Y cuando no vea con los ojos verá en verdad a los Budas del pasado, del presente y del futuro. Pero no se aferre a nada de esto, ¡sólo experiméntelo por sí mismo!

Vea aquí: ¿Cuál es su Mente? La Naturaleza original de todos no es inferior a la del Buda. Pero como los hombres dudan de esto y buscan el Buda y la Verdad fuera de su Mente, no alcanzan la iluminación y son arrastrados irremediablemente a los ciclos de nacimiento y muerte, enredados en karmas buenos y malos. La fuente de toda atadura kármica es el engaño, es decir, los pensamientos, sentimientos y percepciones que surgen de la ignorancia. Deshágase de éstos y se emancipará. Así como las cenizas que cubren una fogata se dispersan cuando se airea el fuego, de la misma forma este engaño se desvanece una vez que se comprende la Propia naturaleza.

Durante el zazen, no desprecie ni se deje encantar por ninguno de sus pensamientos. Con su mente enfocada hacia adentro, mire fijamente hacia su fuente y se desvanecerán los sentimientos y percepciones engañosas de donde surgen. Sin embargo esto aún no es la Auto-realización a pesar de que su mente se vuelva brillante y vacía como el cielos y no tenga conciencia de lo interno ni de lo externo y los diez ámbitos parezcan claros y luminosos. Tomar esto por realización es creer que un espejismo es la realidad. Ahora con más intensidad aún busque esta mente suya que escucha. Su cuerpo físico, compuesto por cuatro elementos básicos es como un fantasma, sin realidad; sin embargo, aparte de este cuerpo, no existe la mente. El espacio vacío de los diez ámbitos no puede ni ver ni escuchar; sin embargo, algo dentro de usted escucha y distingue sonidos ¿Quién o qué es? Cuando esta pregunta se encienda por completo, las distinciones de bueno v malo, la conciencia de ser o de vacuidad se desvanecerán como una luz que se extingue en la oscuridad de la noche. Aunque o esté consciente de sí mismo, aun puede escuchar y saber que existe. Por más que trate de descubrir sujeto que escucha, sus esfuerzos fracasarán v se encontrará en un callejón sin salida. De pronto su mente estallará en una gran iluminación y se sentirá como si hubiera surgido de entre los muertos, riendo y aplaudiendo de alegría. Entonces por primera vez sabrá que la mente misma es Buda. Si alguien le preguntara, “¿Cómo es la mente Buda?” le contestaría: “en los árboles juegan los peces, en el océano profundo las aves vuelan”. ¿Qué significa esto? Si no comprende mire su propia Mente y pregúntese: “¿Quién es el maestro que ve y escucha?

Aproveche el tiempo al máximo porque éste no espera a nadie.

4. A un moribundo

Su Mente-esencial no está sujeta al nacimiento y a la muerte. No es ni ser ni nada, ni vacío ni forma-y-color. Tampoco es algo que siente dolor o alegría. Por más que trate de saber con su mente racional aquello que está enfermo ahora, no podrá. Sin embargo, si no piensa en nada, no se aferra a nada y sólo se pregunta “¿Cuál es la verdadera sustancia de la Mente y de éste que está sufriendo ahora?” terminando sus días como nubes que se desvanecen en el cielo, eventualmente se liberará de la esclavitud que le ata al cambio sin fin.

5. Al lego Ippo (Homma Shoken)

Lo está viendo cara a cara pero ¿quién es? Cualquier cosa que diga está mal. Y si no dice nada, también estará mal. Entonces, ¿quién es? Sobre el asta bandera, una vaca da a luz a un becerro. Si llega a la Auto- realización en este momento no necesita hacer más. Si no puede, mire hacia adentro y observe su Naturalezabúdica.
Todos están dotados perfectamente con esta Naturaleza búdica. Su sustancia es la misma en los seres ordinarios que en los Budas, sin la más mínima diferencia en grado. Pero como el hombre no cree esto, se ata al engaño con la cuerda de la irrealidad diciendo: “La realización de mi Propia naturaleza está más allá de mí.
Es mejor si recito los sutras, me postro ante los Budas y penetro gradualmente el Camino a través de la gracia de todos los Budas”. La mayoría de los que escuchan esto lo aceptan como cierto. Es como si un hombre ciego dirigiera a otros ciegos hacia la dirección equivocada. Estas personas en realidad no creen en los sutras ni en los Budas. Al contrario, ni siquiera los aceptan. [Pues si realmente los aceptaran, sabrían que] si se limitan a recitar los sutras, sólo estarán mirándolos desde afuera, y que hablar de “Buda” no es sino otra forma de hablar de la esencia de la Mente. Un sutra dice: “Mente, Buda y seres sintientes no se discriminan los unos de los otros.” Según esto, un hombre que no cree en la realidad de su propia Mente pero dice que cree en Buda, es como un Hombre que pone su confianza en un símbolo mientras desprecia la realidad que éste simboliza ¿Cómo puede entonces realizar su Mente? Aquél que sólo quiere recitar sutras es como un hombre hambriento que se niega a que le den alimento en la creencia de que puede saciar su hambre con sólo mirar el menú. Cada sutra es un catálogo de la Naturaleza de la Mente. Uno de los sutras dice: “Las enseñanzas de los sutras son como un dedo que apunta hacia la luna”. ¿Es posible que el Buda hubiese querido que nos dieramos cuenta del dedo pero que no percibiésemos la luna? Cada persona contiene dentro de sí [la sustancia de] los sutras. Si uno capta aunque sea un destello de esa Propia-naturaleza, es como si leyera y comprendiera todos los sutras simultáneamente, sin exceptuar ninguno, sin tener que tomar uno en las manos y leer una palabra. ¿No esto la verdadera “lectura” de los sutras? ¡Mire, ese plantío de bambúes es precisamente su propia Mente y este matorral de flores amarillas es la sabiduría suprema del universo!.

En cuanto a la práctica de postrarse ante los Budas es una forma de horizontalizar el mástil del ego para realizar la Naturaleza-búdica. Para alcanzar la budeidad uno debe llegar a la Auto-realización a través de sus propios esfuerzos, sin tener en cuenta los talentos o capacidades. Por desgracia, la mayoría de los que comprenden esto y practican zazen comienzan a holgazanear por el camino y por tanto nunca alcanzan la realización absoluta. También hay quienes toman por realización verdadera el estado de no-pensamiento y no conciencia donde toda reflexión y discriminación cesan durante un tiempo; hay otros que piensan que para practicar Zen es suficiente recordar cada uno de los koanes; también hay quienes insisten en que el verdadero
camino del devoto del Zen consiste en no violar los preceptos o vivir en los bosques escapando de los problemas del bien y del mal en el mundo; otros sostienen que el camino correcto es afirmar que no hay verdad que tenga que comprenderse, o que no hay que captar ninguna otra verdad más que beber té cuando te ofrecen té, o comer cuando te sirven los alimentos, 0 gritar “¡Katsu!” cuando te preguntan sobre el budismo, o irse repentinamente capoteando la manga del kimono pretendiendo repudiarlo todo, mientras desprecian e insultan a quienes practican zazen con seriedad y buscan un maestro Zen. Si esos individuos se llaman verdaderos buscadores entonces se puede decir que un niño de tres años comprende el Zen. De nuevo hay quienes piensan que cuando se detienen las funciones mentales y uno se queda como un árbol muerto o una piedra fría, ha alcanzado la no-mente; mientras que otros sostienen que en la práctica del Zen lo decisivo se alcanza cuando uno siente un profundo vacío sin una conciencia de fuera ni de dentro, cuando el cuerpo entero brilla y se vuelve transparente y claro como el cielo azul de un día brillante.
Esto último aparece cuando la Verdadera-naturaleza comienza a manifestarse pero no puede llamarse una Auto-realización genuina. Los maestros Zen de la antigüedad lo llaman el “hoyo profundo de la pseudoemancipación”, aquéllos que alcanzan este estado, creyendo que ya no tienen problema alguno en el estudio y práctica del Budismo, adoptan una actitud altanera por su falta de sabiduría; con gusto participan en discusiones sobre religión, deleitándose en acorralar a sus oponentes, pero se enojan cuando son ellos los acorralados; siempre parecen estar descontentos y dejan de creer en la ley de causa y efecto; andan por ahí contando chistes a gritos y deliberadamente molestan y se burlan de los que estudian y luchan con constancia, llamándolos tontos y diciendo que su práctica no es Zen. Es como si un loco se burlara de un hombre cuerdo.
La presunción de estos idiotas no tiene límites y caen en el infierno con la rapidez de un dardo. El primer patriarca Bodhidharma dijo: “Aquél que piensa que todo es vacío pero que ignora la ley de causa y efecto, se hunde en un infierno negro y sin fin. Estos supuestos maestros a veces suenan como maestros Zen pero son incapaces de liberarse de sus sentimientos y percepciones engañosas. La mayoría de los principiantes confunden la manifestación más leve de la verdad con la Auto-realización. Un antiguo maestro Zen Rinzail dijo: “El ‘cuerpo de la Verdadera-Naturaleza’ y la ‘tierra de la Verdadera naturaleza’ son sombras sin lugar a duda [es decir, conceptos]. Deben encontrar el sujeto que produce las sombras. Es la fuente misma de los Budas.”

Ciertas personas dicen: “En la práctica y estudio del Zen adquirimos diversas ideas sobre éste” y [se nos dice] que tales nociones son una especie de enfermedad mental; por ello la Auto-realización a través del Zen es difícil. Pero ¿qué pasa si no realizamos nuestra Propia naturaleza o comprendemos [la Verdad] leyendo los sutras? ¿Debemos temer la retribución si no pecamos? ¿Qué pasa si nunca alcanzamos la Budeidad? Mientras no pisemos los Tres Caminos Malignos, ¿por qué habremos de luchar por alcanzar la Budeidad?”

Respuesta: La fuente de todo pecado es el engaño. Sin la Autorealización, no puede destruirse. En los cuerpos de los seres humanos se encuentran los seis sentidos, cada uno de los cuales esconde un seductor.” Cada uno de estos seis seductores tiene tres tipos de venenos: codicia, ira y locura. No hay un ser humano que esté libre de estos tres venenos. Son las causas de las cuales los Tres Caminos Malignos son los efectos. Necesariamente los efectos fluyen de las causas. Uno que dice “Estoy libre de pecado” ignora tal ley. Aunque alguien no cometa pecados en su vida tiene a prioi estos tres venenos . ¿Qué pasa entonces con aquellos que agregan nuevas transgresiones?

Pregunta: Si todos los seres humanos son herederos de estos tres sabios venenos ¿es correcto decir que incluso los Budas, patriarcas y místicos no pueden evitar caminar sobre los Tres Caminos Malignos?

Respuesta: Cuando uno realiza su Propia-naturaleza los tres venenos se trasmutan [de tal manera que las acciones egoístas se transforman] en observar los preceptos, [la ira se transforma] en estabilidad mental y [la locura se transforma] en sabiduría. Los Budas, patriarcas y sabios místicos están iluminados así que ¿cómo podrían pecar [es decir, actuar con egoísmo, ira y locura]?

Pregunta: Si a través de la iluminación los tres venenos se trasmutan [de modo que las acciones
egoístas se convierten en observar los preceptos, [la ira] en estabilidad mental y [la locura] en sabiduría ¿cómo puede uno deshacerse de la enfermedad del engaño?

Respuesta: La realización de la Propia-naturaleza es la única cura para este mal de [la mente]. No depende de otras para curarse. ¿Acaso no le he citado lo siguiente: “Encuentre el sujeto que produce la sombra, éste es la fuente misma de los Budas?” Su Naturaleza-búdica es corno la espada preciosa del rey Vajra: aquél que la toca, muere. Es como el fuego rugiente: todo cuanto está a su alcance, pierde la vida. Una vez que realice su Verdadera-naturaleza, toda desviación mental maligna que surge del karma y que proviene de hace innumerables años, al instante queda aniquilada como nieve que se pone al fuego ardiente.
No queda pensamiento alguno de Buda o de Verdad. ¿Cómo puede persistir entonces esta enfermedad mental? ¿Por qué no puede suprimirse el engaño adquirido a través del karma y todas las nociones y pensamientos discriminativos de la mente no iluminada? Simplemente porque la verdadera Auto-realizaciónse ha llevado a cabo. No puede evitar ser arrastrado hacia los Seis Ámbitos del incesante cambio sin realizar primero su Verdadera naturaleza. Del mismo modo que es imposible evitar que el agua hirviendo se desborde sin apagar el fuego que la calienta.

Afortunadamente usted cree en una verdad especialmente transmitida fuera de las escrituras y de la enseñanza escolástica. Entonces ¿por que preocuparse por el significado de estas escrituras? Renuncie en el acto a esas reflexiones y mire directamente al maestro. ¿Quién es el maestro que en este mismo instante ve y escucha? Si contesta como lo hace la mayoría, que es la Mente o la Naturaleza Buda o Su propio Rostro antes de su nacimiento o el Hogar Original o Koan o Ser o nada o Vacío o Forma-y-color o lo Conocido o lo Desconocido o la Verdad o el Engaño o dice algo o guarda silencio o lo ve como la Iluminación o la Ignorancia, cae inmediatamente en el error. Aún más, si es tan temerario de dudar de la realidad de este maestro, se ata a sí mismo sin siquiera tener que utilizar una cuerda. Por más que trate de saberlo por vía del razonamiento lógico, de nombrarlo o llamarlo, estará destinado al fracaso. Y aunque todo su ser se convierta en una masa de preguntas mientras mire hacia adentro e internamente busque en el mismísimo centro de su ser, no encontrará nada que pueda llamarse Mente o Esencia. Sin embargo, si alguien le llama por su nombre, algo dentro de usted, escuchará y responderá. ¡Inmediatamente descubra qué es!
Si sigue adelante con el último grano de fuerza hasta el punto en que el camino de su pensamiento esté bloqueado y totalmente agotado, salte con los brazos en alto al tremendo abismo de fuego que lo confronta hacia la llama siempre viva de su propia naturaleza primordial- toda conciencia del yo, todo sentimiento engañoso y pensamientos y percepciones perecerán junto con la raíz del yo y aparecerá la verdadera fuente de su Verdadera-naturaleza. Sentirá que resucita; toda enfermedad se habrá desvanecido por completo y experimentará una paz y alegría genuinas. Estará completamente libre. Por primera vez comprenderá que caminar sobre el agua es como caminar sobre la tierra y que caminar sobre la tierra es como caminar sobre el
agua; que todo el día se habla y sin embargo no se pronuncia una sola palabra; que todo el día se camina y sin embargo no se da un solo paso; que mientras las nubes se elevan sobre las montañas del sur, su lluvia cae en los montes del norte; que cuando el gong para anunciar la plática suena en China, la plática comienza en Corea; que al sentarse solo en una habitación de un metro cuadrado, uno conoce a los Budas de los diez ámbitos; que sin leer una palabra conocerá los miles de volúmenes de los sutras; que aunque alcance todos los méritos y virtudes de las buenas acciones, de hecho no existe ninguno.

¿Quiere saber lo que es la Mente? El lego Ho preguntó a Baso: “¿Qué es eso que trasciende todas las cosas en el universo?” Baso respondió “Te lo diré después de que hayas tragado las aguas del Río Occidental de un solo trago”. Al escuchar esto Ho se iluminó profundamente. Ahora bien ¿cómo se tragan las aguas del Río Occidental de un solo trago? Si capta el espíritu de esto podrá traspasar diez mil koanes de una sola vez y percibir que caminar sobre el agua es como caminar sobre la tierra y que caminar sobre la tierra es como caminar sobre el agua. Si se imagina que describo algo sobrenatural, un día tendrá que tragarse una bola de hierro candente frente a Yama-raja. Pero si no es algo sobrenatural ¿qué es? ¡Enfréntese a esto!

6. A un monje de la Ermita de Shobo (en respuesta a una petición urgente)

En mi juventud esta pregunta me dejaba perplejo: “Fuera de mi cuerpo físico, ¿qué es lo que responde ‘Soy tal y tal’ cuando me preguntan quién soy yo?” Una vez que surgió, esta perplejidad año tras año se fue profundizando y culminó en mi deseo de convertirme en monje. Entonces hice este voto solemne: Ahora que estoy decidido a ser monje, no puedo buscar la verdad sólo por mi propio bien. Incluso después de llegar a la Verdad suprema no alcanzaré la Budeidad hasta que haya salvado a todos los seres sintientes. Además hasta que esta pregunta no se disuelva, no estudiaré el budismo ni aprenderé los rituales y prácticas de un monje.
Mientras viva en este mundo humano, no me quedaré en ningún sitio, excepto con grandes maestros Zen y en las montañas.

Después de ingresar en el monasterio mi perplejidad aumentó. Al mismo tiempo, desde el fondo de Mi corazón surgió una fuerte decisión y pensé: Shakyamuni Buda ya ha pasado y Miroku, el Buda del futuro, aún no ha aparecido. Durante esta época en que el Budismo auténtico ha decaído al grado en que está a punto de extinguirse, quiero que mi deseo por la Auto-realización sea suficientemente fuerte para salvar a todos los seres sintientes en este mundo sin Buda. Aunque tenga que sufrir los dolores de un infierno eterno como resultado de este pecado de aferrarme [a salvar] mientras pueda compartir los sufrimientos de los seres sintientes, jamás perderé la esperanza ni traicionaré este voto eterno. Además, al practicar Zen no perderé el tiempo pensando en la vida y la muerte ni desperdiciaré un minuto en superficialidades. Ni cegaré a otros tratando de guiarlos mientras mi propia fuerza [espiritual] no sea suficiente para dirigirlos hacia la Auto- realización.
Estas resoluciones se convirtieron en mi propio pensamiento y hasta me molestaban en cierto grado durante mi zazen. Pero no podía hacerlo de otro modo. Constantemente rezaba al Buda para obtener fuerza y llevar a cabo mis resoluciones que fueron la base de mi conducta en circunstancias tanto favorables como desfavorables, bajo el cuidado protector de seres celestiales . Así ha sido hasta ahora.

En realidad no tiene sentido hablarle de mis estados mentales engañosos, pero puesto que usted se ha atrevido a preguntar, le cuento mis aspiraciones como novicio.

7. A la Monja Furusawa

Me ha escrito que el objeto de la práctica del zen [usted piensa] es la manifestación de la Mente-en sí-misma. Pero ¿cómo se manifiesta? Lo que puede ser visto con los ojos o conocido por la razón no puede en verdad llamarse la Mente-en sí-misma. Debe comenzar su zazen mirando dentro de su propia mente. A medida que sus pensamientos disminuyen, tomará conciencia de ellos pero es un error luchar por evitar que surjan. No los desprecie ni los aprecie, sólo desee darse cuenta de la fuente de donde surgen. Al preguntarse contantemente de dónde surgen los pensamientos llegará el momento en que su mente, incapaz de responder, se liberará hasta del más mínimo pensamiento. Aún así no hallará respuesta. Pero continúe preguntando “¿Qué es la mente?” hasta el fondo y de pronto la mente que interroga se desvanecerá y sentirá como si su
cuerpo no tuviera sustancia, como el espacio vacío de los diez ámbitos.

Esta es la primera etapa que alcanzan los principiantes de Zen y hasta cierto punto se les anima a que lleguen a este punto. Pero confundir esto con la manifestación de la Mente-en sí-misma (o la Verdad misma) es como confundir un ojo de pescado con una perla. Aquellos que persisten en este error se vuelven Budas y patriarcas altaneros y malévolos e ignoran la ley de causa y efecto. Tienen que luchar con espíritus perversos en esta vida e ir por caminos espinosos en la siguiente. Pero con relaciones kámicas favorables, eventualmente alcanzarán la iluminación. Sin embargo, los hombres que no pueden percibir la verdad de todo esto, que no creen que su propia Mente es Buda v que buscan al Buda o la Verdad fuera de esta Mente, están en una situación infinitamente peor que los no budistas que se aferran al mundo de los fenómenos.

Como ya le he escrito, cuando sienta que ha alcanzado cierto grado de conocimiento, vaya a ver a un maestro Zen competente y abiertamente demuéstrele lo que ha percibido y exactamente como le ocurrió. Si es falso y hay que disolverlo, que sea como el agua hirviendo que destruye el hielo. Finalmente, como la luna que brilla en el cielo vacío a través de las nubes que se han abierto, se le revelará su Rostro antes del nacimiento de sus padres y por primera vez comprenderá lo que significa “El serrucho baila el Sandai.” (Sandai es un tipo de danza) ¡Piense en un serrucho que baila el Sandai! ¿Qué significa esto? Cáptelo resueltamente pero sin razonarlo, puesto que no tiene un significado en el sentido convencional. Lo comprenderá una vez que alcance la Auto-realización.
También dice que quiere ayunar. El ayuno no es una práctica budista así que no lo haga. Renunciar a sus puntos de vista equivocados que distinguen entre la ganancia y pérdida, entre lo bueno y lo malo, es un verdadero ayuno. Renunciar al engaño en una práctica de Zen verdadera, es la auto-purificación. Desear tener experiencias anormales es algo tan desviado como desear parecer diferente a la gente ordinaria. Debe mantener su mente controlada pero flexible, sin preocuparse por lo bueno o lo malo en otros y sin obstruirlos.

Si recuerda que este mundo no es sino un sueño donde no hay dolor que evadir, ni placer que buscar, su mente se volverá visiblemente serena. No sólo esto, sino que su enfermedad irá desapareciendo a medida que sus sentimientos y pensamientos engañosos vayan cayendo. Además debe descartar hasta lo que llegue a conocer a través de la iluminación. Lo que es más, no debe aferrarse o sentirse repelida por cualquier tipo de visión, pues son todas ilusorias. No se pierda en esas fantasías, únicamente pregúntese “¿Quién es el maestro que ve todo esto?”

He contestado a todas las preguntas que me ha planteado. Si no ha de realizar Su Verdadero Yo en esta vida aunque practique el Zen exactamente como se lo he indicado, sin duda alguna llegará a conocer en su vida próxima a un maestro Zen iluminado y llegará a la Autorealización más de mil veces a través de un Sonido [de la Verdad].

Me disgusta escribirle con tanto detalle pero como me ha escrito desde su lecho de enferma en el cual lleva mucho tiempo, ésta es la única forma en que puedo responderle de modo que comprenda de inmédiato.

8. Primera carta al sacerdote Zen Iguchi

He leído detenidamente su presentación pero no acierta con el koan.
El Sexto Patriarca dijo: “La bandera no se mueve, el viento no se mueve, sólo tu mente se mueve.” Comprender esto con claridad es percibir que el universo y Usted tienen la misma raíz, que Usted y cada cosa son la unidad. El sonido del arroyo y el ruido del viento son las voces del maestro. El verde del pino, el blanco de la nieve, estos son los colores del maestro, el mismo que levanta las manos, mueve las piernas, ve y escucha. Quien capta esto directamente sin recurrir a la razón o al intelecto, puede decirse que tiene un grado de realización interna. Pero esto no es la iluminación total.
Un antiguo maestro Zen Rinzai dijo: “No debes aferrarte a la idea de que eres Esencia-pura”. Y de nuevo: “Tu cuerpo físico, compuesto de los cuatro elementos básicos, no puede escuchar o comprender este discurso. El espacio vacío no puede comprender este discurso. Entonces ¿qué es lo que escucha y comprende?. Medite completa y directamente sobre estas palabras. Tome este koan como si empujara la espada preciosa del rey Vajra. Corte cualquier cosa que aparezca en su mente. Cuando surjan pensamientos de asuntos mundanos, córtelos. Cuando surjan nociones de Budismo también córtelas. En breve, destruya todas las ideas ya sean de realización, de Budas o de demonios y durante todo el día trabaje en la pregunta “¿Qué es lo que escucha este discurso?” Cuando haya erradicado toda concepción y sólo quede la vacuidad, entonces corte también a través del vacío y su mente se abrirá con un estallido y se manifestará aquello que escucha. Persevere, persevere; no se detenga jamás a medio camino hasta que alcance el punto en que verdaderamente sienta que ha surgido de entre los muertos. Sólo entonces podrá resolver completamente la importante pregunta “¿Qué es lo que escucha este discurso?”
Me temo que no le es posible escribirme con frecuencia por ello le escribo esta carta [detallada]. Después de leerla, tírela al fuego.

Segunda carta al sacerdote Zen Iguchi

He leído cuidadosamente su carta.
Hace tiempo que lo admiro debido a su decisión de alcanzar la Auto-realización y me sentí muy satisfecho de saber que no ha olvidado la Gran Pregunta. Su respuesta ha sido notable en todos los sentidos. Ahora, quiero darle este koan: “¿Cuál es la sustancia de mi naturaleza fundamental?” En su búsqueda del maestro que escucha y habla. Auque surjan miles de pensamientos, no les haga caso y sólo pregúntese: “¿Qué es?” Todo pensamiento y auto-conciencia desaparecerán entonces seguidos por un estado similar al de un cielo despejado. Ahora bien, la Mente misma no tiene forma. ¿Qué es entonces lo que escucha, trabaja y se mueve?
Penetre dentro de sí cada vez más profundamente hasta que pierda conciencia de cualquier objeto. Entonces, sin duda alguna percibirá su Verdadera-naturaleza, Como un hombre que despierta de un sueño. En ese momento florecerán los árboles marchitos y del hielo surgirán llamas. Todo lo relacionado con el budismo, todas las preocupaciones mundanas, todas las ideas sobre el bien y el mal, habrán desaparecido como el sueño de anoche, y se manifestará exclusivamente su Naturaleza-búdica fundamental. Al llegar a esta profunda comprensión, no se aferre a la idea de que la Mente es fundamentalmente la Naturaleza-búdica. Si lo hace estará creándose otra forma de pensamiento.

Le escribo con tanto detalle sólo porque veo que su deseo de Autorealización es muy grande.
Gracias por mandar los quinientos paquetes de arroz empastelado y la libra de té.

10. Tercera carta al sacerdote Zen Iguchi

He leído con especial cuidado su carta, y me agrada lo que me cuenta de su práctica Zen. Pero si le contesto con detalle es posible que saque sus propias interpretaciones de lo que escribo, obstaculizando así su Auto- realización.
Trate de percibir directamente el sujeto que en este momento pregunta. Los Budas y patriarcas dicen que este sujeto es inherentemente la Mente-Buda. Sin embargo esta Mente no tiene sustancia. En su cuerpo físico, ¿qué hay que pueda llamar Mente o Buda? Ahora, pregúntese intensamente, “¿Qué es esto que no puede nombrarse o conocerse por medio del intelecto?” Si se Pregunta profundamente, “¿Qué es lo que levanta las manos, mueve las piernas, habla y escucha?” su razonamiento se detendrá; todas las avenidas estarán bloqueadas, y no sabrá dónde seguir Pero continúe preguntándose sin cesar. Abandone el intelecto y renuncie a todo aferramiento. Cuando con todo su corazón desee la liberación por su propio bien, sin duda alguna se iluminara.

Con el paso del tiempo, los propios pensamientos se aquietan y uno experimenta un vacío como el de un cielo despejado. No debe sin embargo, confundir esto con la iluminación. Abandone la lógica y la razón y pregúntese aún con más intensidad: “La Mente no tiene forma, y sin embargo en este momento existo. Entonces, ¿qué es lo que oye?” Sólo después de que su búsqueda haya saturado cada uno de los poros y fibras de su ser, se abrirá de pronto el espacio vacío y aparecerá su Rostro antes de que sus padres nacieran. Se sentirá como un hombre que abruptamente despierta de un sueño. En ese momento, vava a un maestro Zen de buena reputación y pídale un examen crítico. Si llega a sucederle que en esta vida no alcance la Auto- realización, seguramente en la siguiente la alcanzará, si es que, como han enseñado los maestros Zen en su lecho de muerte, su mente está vacía de todo pensamiento y sólo se pregunta: “¿Cuál es esta Mente?” muriendo sin preocuparse, como el fuego que se apaga.

Aunque contra mi voluntad, le he escrito como me lo ha pedido; una vez que haya leído esta carta, quémela. No la relea; sólo busque profundamente al que oye. Mis palabras le parecerán una Tontería cuando por sí mismo experimente la iluminación.

11. Cuarta carta al sacerdote Zen Iguchi
Me alegra saber cuán ardientemente está practicando zazen. Lo que me ha descrito es un poco como una experiencia Zen, pero en esencia es lo que ha comprendido con su intelecto. La Gran Pregunta no puede ser resuelta con la mente discursiva. Incluso lo que se ve claro a través de la realización es un tipo de engaño. En una carta previa le escribí que sólo, por decirlo de alguna forma, cuando regrese de entre los muertos, se manifestará aquello que oye. Su pregunta persistente, ¿Qué es lo que oye?” eventualmente le llevará a la conciencia únicamente de la pregunta misma. Sin embargo, no debe equivocarse y pensar que ese es el sujeto que oye.

Dice que al trabajar en este koan siente como si hubiera empuñado una espada y cortara las ideas de su mente, incluyendo la impresión de vacío quedando sólo la pregunta. Pero ¿qué está haciendo todo esto? Pregunte hasta lo más íntimo de su ser y descubrirá precisamente lo que oye.

Aunque experimente su Propia-naturaleza una y otra vez y comprenda el budismo lo suficientemente bien como para hablar sobre él, sus pensamientos engañosos sobrevivirán, precipitándolo inevitablemente en su próxima vida hacia los Tres Caminos Malignos a menos de que corte su raíz a través de la iluminación perfecta. Por otra parte, si aún insatisfecho persevera en su pregunta hasta en su lecho de muerte, sin duda alcanzará la iluminación total en su próxima existencia.

No se descorazone ni pierda el tiempo; concéntrese con todo su corazón en su koan. Ahora su ser físico no oye, ni tampoco es el vacío el que oye. ¿Qué lo hace? Luche por descubrir esto. Deje a un lado su intelecto racional y deje todas las técnicas para inducir la iluminación; abandone el deseo de Auto-realización y renuncie a toda motivación. Ahora su mente estará quieta y no sabrá qué hacer. Al no tener más el deseo de alcanzar la iluminación o usar sus poderes de la razón, se sentirá como un árbol o una piedra. Pero vea más allá y pregúntese exhaustivamente día tras día y de verdad alcanzará una profunda iluminación, cortando las raíces más profundas del nacimiento y la muerte y alcanzando el ámbito de la Mente sin conciencia propia.
Las raíces más profundas del nacimiento y la muerte son los pensamientos y sentimientos engañosos que surgen de la mente que está consiente de sí; la mente del ego. Cierta vez un maestro Zen [Rinzai] dijo: “No hay nada en particular que conocer. Sólo deshazte [de la idea] de Buda [y de la ideal de seres sintientes”. Lo esencial para la iluminación es vaciar la mente de la noción del yo. -No es prudente escribir con tanto detalle, pero como me ha escrito con tanta frecuencia, me siento obligado a responder de esta forma.

12. A una monja

He leído su carta con cuidado. Es satisfactorio ver con cuánto ardor está practicando Zen, anteponiéndolo a todo.
Dice que una vez pensó que debía haber ido a occidente, a la capital, pero que ahora se da cuenta que era una idea equivocada, que la capital está en todas partes y que por tanto no debe hacer otra cosa sino concentrarse en la pregunta “¿Qué es?” Pero esto no es suficiente, porque aunque haya descubierto que la capital está en todas partes, no ha visto al Gobernante cara a cara. El Gobernante es su Rostro antes de que sus padres nacieran.
Cuando “penetre” en algún lado la pregunta, su mente se vaciará; las ideas sobre los Budas, los seres sintientes, sobre el pasado o el presente dejarán de existir. Su corazón rebosará de una tranquilidad parecida a la serenidad de la luz de la luna que inunda el campo, pero esto es imposible de describir. Esa serenidad es el resultado de la práctica Zen: sin embargo, la mente aún está enferma, pues el Yo todavía está al revés y esta inversión es la raíz misma del engaño. Por cortar esta raíz, queremos decir romper a través de este estado mental de serenidad.

Aquél que no tiene una sed genuina por la Auto-realización desentierra viejos koanes y razona las ‘Respuestas”, considerándose iluminado. No debe aferrarse a comprender; sólo debe buscar directamente al sujeto que comprende. Así, como algo que se quema hasta carbonizarse, o algo que se despedaza, sus nociones preconcebidas se aniquilarán. Percibirá al maestro sólo después de haber profundizado en el “¿Qué es esto?” hasta con el último gramo de su fuerza y hasta que se haya desvanecido todo pensamiento sobre el bien y el mal. Sólo hasta entonces sentirá como si en verdad hubiera resucitado.

Tokusan dijo: “Aunque puedas decir algo sobre ello, te daré cincuenta golpes con el palo... “ ¿Puede evitar el palo? Si puede es que comprende el significado de “La Montaña del Este camina sobre el agua”.
Siento que he escrito demasiado, pero lo he hecho porque admiro su determinación de iluminarse. Estas ideas no son mías; las he aprendido de las enseñanzas de los maestros Zen de antaño.